dimanche 21 décembre 2014

Solsticio: Para que el Verbo se haga carne




Y el verbo se hizo hombre, persona, realidad histórica, carne.

Dejó su forma infinitiva y se arriesgó a la enunciación de lo indicativo, a la insinuación de lo subjuntivo. Le quitó al imperativo su ceño fruncido y su dedo índice condenatorio para volverlo invitación seductora. Se mezcló con otros para desencadenar posibilidades, complejizar tiempos prosaicamente simples, imaginar futuros, poetizar presentes, transformar pretéritos, reírse de pluscuamperfectos.

El verbo se sacudió de sus terminaciones de eternidad exasperante:
-ar
-er
-ir.

Se confabuló conmigo, contigo, con ella, con él, con nosotros, con nosotras, con ustedes, hasta con vosotros y vosotras no obstante vuestro fuero aristocrático, y alcanzó a ellos y a ellas, los más distantes, los del borde mismo del margen, allá donde los condenamos, a ellos y a ellas: los diferentes, los disidentes, los desviados.

El verbo se hizo carne. Dejó su forma sustantivada pues no resistió el encanto del relato, los sobresaltos de la narración, la fluidez del poema, la cadencia del canto.

Lo imagino en su primer balbuceo. Tuvo que haber sido un llanto. Harto ya del silencio de lo eterno inmóvil, su puerta de entrada como palabra consonante y vocalizante fue la del grito vagabundo del juglar vallenato.

Y el verbo fue palabra. La piedrecita que un gigante del sur quiso poner en su poema; la que inventa amaneceras cuando llega cargada de la ternura que desarma; la que derriba murallas que quisieran que la palabra no lo fuera, que volviera a su castillo impenetrable de verbo infinitivo, de la eternidad que vuelve sus espaldas a las arenas movedizas de la angustia humana.

El verbo le apostó a sufrir. Encontró el lugar en que la palabra se hace hombre: la vida que arriesga para celebrar las mil y una navidades que se esconden en tu risa.

jeudi 11 décembre 2014

Oblivion: Olvido en esteroides

"El destino del ser humano entre dos polos opuestos: el olvido, que borra, y la memoria, que transforma" - Milan Kundera

"Y de vuestras transgresiones no me acordaré más" - El buen viejo libro

"¡Ay de ti si Dios te llegara a olvidar!" - Miguel de Unamuno

"Para olvidar hay que empezar a recordar" - Sobreviviente anónimo de la violencia paraestatal en Apartadó, Antioquia.

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Oblivion:

El olvido que no olvida. El olvido al que no le interesa si se conserva alguna memoria de ti.

La mirada que te reconoce, pero que vuelve hacia ti su fría pátina para que sepas que no perturbas el lago tranguilo de los ojos que te miran.

Tu visa de residente en el planeta de la Nada. La néant te absorbe. Ningún trazo queda de ti.

El rostro del hombre que mira una fotografía en un álbum. La observa... y simplemente voltea la página, nos cuenta el poeta del sur.

Su mano extendida cual si estuviese cerrando un negocio que aborta tu abrazo. Un apretón de manos con insoportable tufo profesional.

Querer cruzar el río que no cesa en ensancharse, sin que en la otra orilla sepan del puente que quisieras tender.

L'oubli fondamental et fondateur... L'inoubliable choc de l'oubli

¿Y si tal es la puerta a tu libertad?

mercredi 3 décembre 2014

El relato en la cortina

(Leyendo al buen viejo libro, que lee a San Pablo, que lee a Moisés, que fue leído por quienes siglos más tarde consignaron su tradición en un antiguo texto sacro; y a Milan Kundera, que lee a Kakfa y a Cervantes)


El asunto de fondo es que vivimos y andamos por fe y en fe. Así lo afirma el buen viejo libro y por esa misma vía andan la ciencia y el debate teórico actual.
Por fe.
En fe.
En esperanza. Esperando lo que quizá nunca llegue, persiguiendo lo que no se alcanza, conquistando lo que se evapora

La realidad concreta o bien podría ser  una sombra o a ella la recubre una cortina, una interpretación que no necesitó de nosotros para tenderse ni para erigirse como la verdad.

¿La realidad es sombra de qué? ¿Cuál es el universo o conjunto de universos que se ocultan tras la cortina? La realidad-cortina es una construcción social, un acuerdo al que llegan los grandes colectivos para echar a rodar sus sueños. o al menos poderlos construir.

Más que ocultar, la cortina ofrece una pantalla sobre la cual se escribe el relato que se presenta como la verdad estipulada por Dios.

Milan Kundera sugiere que la cortina proyecta conceptos que burocratizan la existencia y la estrangulan allí donde sus misterios escandalizan.

Así, entonces,
  • la libertad se presenta como ilimitada, pero impotente;
  • la vida privada transcurrse sin exigir que sea privada y acepta sumisa la vigilancia o se entrega con generosidad en autofotos, emoticones, emojis y estados en muros públicos;
  • el tiempo se prolonga en el calendario del poder omnímodo mientras la vida se agota;
  • la aventura no es más que un error burocrático y ya no la exploración del ser y del mundo;
  • el combate diario y sus esperanzas se diluyen en pedagogías de la desesperanza...

"Nous combattons en passant des heures et des heures de bureaux, de salles d'attente, des archives. A la fin de combat, qu'est-ce que nous attends? Une victoire? Quelquefois Mais une victoire, qu'est-ce que c'est"? (Nuestro combate consiste en pasar horas y horas en la oficina, en salas de espera, en archivos. Al final de la jornada, qué es lo que esperamos? ¿Una victoria? Puede ser. Y si una victoria, qué es eso?)

Tomado de Morphine

lundi 24 novembre 2014

Intermediaciones



“Every
heart to love will come, but as a refugee”

La última vez que lo vi, lloró. Solo su esposa lo conocía mejor que yo. Ella decía que nunca lloraba, excepto cuando su equipo ganó un título importante. Fue una alegría que vivió en vivo y en directo
solamente una vez.

El llanto por su equipo no cuenta porque él ni siquiera estaba en el estadio. Siguió la transmisión por radio. Ahí, en la intimidad de su alcoba, sin que su esposa lo viera, lloró. La última vez que lo vi, como les cuento, leyó una carta de despedida y en ella una frase que me dio trabajo encontrar en su contexto. La leyó en su impecable inglés que no ocultaba su acento extranjero. No entendí en ese momento lo que quiso decir.Años después supe que esa noche se estaba arrancando el alma.

Lo volví a ver hace poco. La proverbial reunión de viejos amigos. El espacio para mentirnos diciéndonos que “aquí estamos, con la espada en nuestra mano todavía, con algunos años más y alguna herida.” Lo vi justo cuando entre él y lo que más le importa en la vida mediaba una mano extendida. Él no la aceptó. Lo vi quebrar la intermediación fría, cortés, amablemente inhumana del apretón de manos e imprudentemente abrazar a quien él quiere ofrecérsele como “la hamaca en la cual reposar su peso” (él lee a Gioconda Belli, me confesó el otro día. Su refinamiento no lo exonera del kitsch).






“Every heart to love will come, but as a refugee,” lo había oído decir tiempo atrás, la noche de las lágrimas impúdicas, las que nadie entendió, ni yo que fui tan cercano a él; sobre las que nadie le preguntó, ni yo en cuya sabiduría me refugié tantas veces.

Quizá por eso lo vi abrazar. Los refugiados saben de intermediaciones: las más cordiales suelen ser las más crueles. Supongo que por eso la intermediación mayor, la que realmente importa al menos a mí, y confío en que a él también, tiene poco de formalidad cortés y mucho de estropicio humano. Jesucristo hombre, trátese del Dios humanado o del Jesús histórico que desvela a teólogos y demás sabios, se pone en la mitad: entre un Dios cuya grandeza a veces lo aleja demasiado, y un ser humano cuya angustia casi siempre lo enceguece; dos brazos que se extienden buscando un apretón formal de manos o un simple toque, a lo Miguel Ängel. La intermediación es el abrazo atrevido, no el brazo extendido con la amenaza de un cordial apretón de manos; es el “heart to love.” Poco importa que hieda a refugiado.

Shouldering your loneliness
Like a gun that you will not learn to aim

mardi 18 novembre 2014

Ver el rostro amado

"As for all I can tell, the only difference is that what many see we call a real thing, and what only one sees we call a dream."
(C. S. Lewis, Till We Have Faces)






Cuenta la leyenda que Dios vino a San Agustín en respuesta a sus fervientes oraciones. Agustín estaba empeñado en establecer su nombre entre los grandes pensadores de su tiempo. Quería ser fiel a su vocación de pastor y, a la vez, trascender las fronteras de su parroquia con su trabajo teológico.

"Haré de ti el más importante pensador en la historia de la humanidad -le dijo Dios-. Tu obra será tan vasta y de tal magnitud que toda una civilización, la occidental, se construirá a partir de tus descubrimientos."

San Agustín, conmovido, se postró, rostro en tierra, en una mezcla de adoración y orgullo.

"Hay una condición -le advirtió el Altísimo-. Nunca verás mi rostro."

La leyenda asegura que a Agustín lo envolvió una desazón indescriptible. El precio a pagar era muy alto. El de Dios  era el rostro de quien más amaba. Renunció, entonces, a sus propósitos altivos.

La esperanza de ver el rostro de quien se ama se convierte en razón suficiente para seguir con vida. Sin embargo, es una esperanza que tiene su costo.

Se supone que si miras el rostro amado, tal rostro te estará mirando a su vez.

Rara vez el rostro de quien amas es el rostro de quien te ama. Si bien es posible que seas amado por el portador o la portadora de tal rostro, lo más probable es que de allá hacia ti provengan amores más dudosos, menos concretos, más corteses, más castos, más formales y menos convencidos de los que fluyen de ti hacia allá.

El buen viejo libro asegura que nadie puede ver a Dios y sobrevivir para contar la historia. Ante el fulgor de su mirada la vida tal como la conocemos se derrite en huecos negros de los que Stephen Hawkins  todavía no se ha enterado. Mejor te va si no ves su rostro, por mucho que lo ames.

No ves el rostro de quien amas y la noche se hace más fría. Lo ves y entonces la noche se torna más oscura. El rostro amado es un rostro oculto; no porque huya de ti. Sencillamente, su radar no te registra.


El rostro amado es analfabeta. No quiere leer en el tuyo la historia que le escribiste.

mardi 30 septembre 2014

Tus preguntas incómodas

"¿Dónde estás tú?" (Génesis 3:9)

Mi teléfono interrumpió mi charla. Los estudiantes aprovecharon para consultar los suyos. Di la media vuelta discreta de rigor para crear el espacio privado que esas interrupciones reclaman:
"- ...
"- ¡Ajá! ¿Y desde cuando est...
"- ...
"- Ya veo. ¿Cuándo lo ingres...
"- ...
"- Te mando un mensaje de tex..."
El pito molesto en nota sostenida, aguda, que deja tu frase ahi colgada, bamboleante, cual condenado en su horca. Así, de espaldas como estaba, escribí en la función de texto:
"No estoy en la ciudad. Tan pronto termine aquí voy inmediatamente al hospital"

"¿Y quién te dijo que estabas desnudo?" (Génesis 3:11)

Todo relato fundante (fundacional, dicen algunos), además de contarnos de dónde venimos, nos dicen que algo está mal. Eso se lo aprendimos a A. J. Greimas. Los orígenes, bucólicos y todo, traen consigo la interrupción de escenas idílicas. Hasta se puede decir que si algo está siempre bien ya eso quiere decir que las cosas están mal.
¿Cómo llega uno a saberlo? ¿No es cierto que solemos descargar nuestras frustraciones no en las causas de nuestros males sino en quien nos informa que algo no anda muy bien? La vieja idea de ejecutar al mensajero parece no ser  tan descabellada, después de todo. En el cuento infantil, el problema no era que el emperador estuviese desnudo sino en que alguien así lo hizo saber.
Una llamada teléfonica aborta mi clase, manda al traste lo que planeó para un día. Abruptamente, agregaría el cronista. De donde se pasó a tener que salir a las carreras. Y coger un taxi. Y dar explicaciones en un aeropuerto. Y contarle una historia insulsa al empleado que ni te escucha. Y reorganizar un itinerario. Y pagar extra. Y coger otro taxi al llegar. E ir derecho al hospital. Y más gastos extras. Y el maletín que no se puede descargar. Y llegar a una sala de urgencias. "Cara de tramposo y ojos de atorrante," fue lo que se me vino a la mente cuando me miré por una fracción de segundos en el espejo del baño de la sala de urgencias. En mi tierra nunca decimos atorrante. Cosas de una vieja canción. ¿Todo por una llamada? ¿El problema estaba en el mensajero? ¿Alguien que me dijo que estaba desnudo? ¿Y que no me luce estarlo? ¿Que no soy George Clooney (se casaba ese día) como para posar vestido de emperador desnudo?

"¿Dónde está tu hermano?" (Génesis 4:9).

Logré convencer al portero que me dejara entrar. Le bastó ver mi cara de amanecido. "Un atorrante," se hubiera dicho para sus adentros, pero es tan colombiano como yo y fue un madrazo lo que sus ojos me lanzaron. Eran las 3:00 pm. Hacía  nueve horas que me habia levantado. Un par de chicles en mi boca, mi única ración del día, me permitían hablar sin que mi aliento atentara contra la salubridad pública.
Y luego mi travesía hasta el sitio donde estaba mi hermano. Hela aquí:
Franquear el castillo del portero. Cual faraón en su corte, era el primer escollo hacia mi hermano. El portero es mi hermano, pero no el que me trajo hasta aquí.
Se abrió, luego, ante mí el paso del Mar Rojo. A mi derecha, contra la pared, un hilera interminable de camillas con exhibiciones del drama humano: ancianos que en silencio soportaban una humillación más, heridos en su sangre ya acartonada a la espera de algún auxilio, un bebé que intercalaba sus risas con llanto, el hombre que no hacía más que toser ruidosamente y escupir como si sus pulmones le estorbaran y quisiera deshacerse de ellos, tubos de oxígeno, bolsas para el suero, olores, hedores, hediondeces, empleadas para el aseo todas ellas de piel oscura y uniformadas de azul (¿contratan hombres para esos menesteres?), enfermeras y enfermeros de piel menos oscura, estudiantes de medicina de una universidad prestigiosa con muy poca melanina en su piel que se paseaban con sus batas blancas sin prestar atención alguna a los pacientes (iban de a dos: ella y él; ella obsequiosa, él displiscente; ella a la zaga, él impartiendo conocimientos; un par de semestres los separaba). Huxley, alguien por estos lares anda copiando tu mundo feliz.
Al final, en un rincón, al margen de la barahúnda, "a la vera del camino" (¡otra vieja canción!) en donde ha permanecido a lo largo de su vida, tras una barba espesa que lo hace lucir como el más feroz combatiente (que lo ha sido, no les quepa la menor duda), en silencio, sentado en su camilla, hundido en sus vericuetos que en su caso son más profundos y entreverados que en el resto de los humanos, mi hermano.
¡Mi hermano! 
Mi hermano y sus preguntas desde la aurora de mucho antes de la historia. Mi hermano que salió de mis entrañas, no de mi costado, y desde la camilla de un hospital me delata: no tengo más que mi deplorable desnudez para seguir transitando. 

lundi 22 septembre 2014

Frente al dios de este mundo: rostro en tierra



ODA A MAMMON
(A Cash Luna & Co.)

Alvin Gongora

Gran Devorador!
Inmóvil, nos movilizas
Impasible, nos apasionas
Sorna infernal, loado seas
En obediencia te entronamos.

No nos pagues
No ven en nuestro auxilio
Asi te somos fieles.
Con las migajas  que tus sacerdotes eructan
Alimenta nuestras ansias.

La cerrazón cotidiana de tus esfínteres concédenos hoy
Y líbranos del bien.

lundi 15 septembre 2014

Atrapado en un libro / Tributo a Unidad Cristiana Universitaria - UCU



Osman tiene 22 años. Está en su segundo año de Ingeniería Civil en la Universidad Tecnológica de Estanbul. Un día él la vio (más tarde sabremos que ella se llama Janan). Leía con intensidad un libro. Dice la sabiduría profunda que circula en Facebook que un libro en las manos de otra persona es un individuo que está siendo altamente recomendado. Osman, cuya vida universitaria transcurre un par de décadas antes del Facebook, no está muy seguro qué le atrae más. En síntesis, él terminó atrapado en un libro y en un amor. 

La narración de Orhan Pamuk, The New Life, viene a cuento por un grupo de estudiantes que andan celebrando 45 años de existencia. Y siguen siendo juveniles. Unidad Cristiana Universitaria, un movimiento estudiantil que sigue representando mucho para mí (demasiado, debo admitir, sin dejar de aclarar que eso no es culpa de ellos), ahora en el 2014 alcanza su aniversario No. 45. La rumba propiamente dicha la van a lanzar ruidosamente en noviembre. UCU hizo en mi vida las veces de Janan en la historia de Osman.Vi a UCU con un libro en la mano y ahï quedé yo: atrapado en un libro. Y en un amor.

Tanto libro como amor son tremedales terribles. Mortales como yo no nos podemos concebir sin el primero, y por mucha fiereza que mostremos tampoco se nos exonera del segundo. Dícese del primer entrevero, el del libro, que bien podría significar la muerte de un ser vivo, esto es, la lengua. Ferdinand de Seaussure considera que la gramática le pone fin al libre fluir de la lengua como organismo vivo. Sin embargo, sin el cortejo fúnebre de la sintaxis, la lengua tampoco tiene un futuro asegurado. El vigor de la oralidad depende de la permanencia de los hablantes. Como van las cosas, con el inglés que patrulla nuestros desempeños lingüísticos hasta el punto que los hispanohablantes de generaciones recientes ya se avergüenzan de crear la realidad en su idioma nativo, ni siquiera el español, con su aparatosa gramática a cuestas, tiene un futuro muy promisorio.

Ahí entra el libro. Preserva la lengua. Preserva las ideas. Si me atrapa, me ilumina, y de no alimentar mi rebeldía el mismo libro, mi liberador, me puede encadenar. Paradoja angustiante. Lo es mucho más si les cuento que el libro que vi en las manos de esta muchacha, UCU, cuando yo era estudiante de pregrado, es uno sobre el cual no se ha pronunciado un veredicto final. Es un libro que se desprecia, se critica, y cuando se le alaba se le hace quedar mal. 

Yo ya conocía ese libro. En él aprendí a leer. Desde la infancia se volvió segunda piel. O primera. Pero resulta que su presencia en una universidad no es bien recibida. UCU me atrajo por lo atrevida. Era una de dos muchachas en mi universidad que a sus encantos de universitarias le añadían el escándalo de abrir ese libro ahí, delante de todos, sin pedir permiso, sin disculparse.

Les iba a hablar del libro y estoy engolosinándome con la muchacha. ¡Y mencioné a dos! La otra cambia mucho de nombre. Le gusta identificarse mediante siglas. Su tono es agresivo. Siempre quiere tener la razón. No hubo química entre nosotros, así haya habido historia entre ella y muchos más diferentes a mí. UCU también alzaba la voz, pero abría sus oídos con mayor franqueza y frecuencia que su boca y, al menos en esos tiempos, le encantaba enzarzarse en debates, y diálogos, y preguntas. Creo que todavía lo hace. Me atrajo. Cual Janan en la vida de Osman, UCU logró que mis ojos se fijaran en su libro.

Les dije, no? que del libro aquél no se ha pronunciado un veredicto definitivo. La otra muchacha, la de las siglas, decía que sí. Sin embargo se tapaba los oídos asegurando una contradicción: que había muchas evidencias que exigían un veredicto. Me quedé sin saber si al fin y al cabo en torno al libro no había un veredicto o si ya se había pronunciado uno. UCU también aseguraba, y asegura, que hay un veredicto final en torno al libro. Sin que ni ella ni Pamuk sepan de la coincidencia, los dos y la muchacha de las siglas aseguran que se trata del libro de la vida nueva.

Pero atrapa. Osman pasó por tal crisis que se embarcó en una serie extenuante de travesías por las carreteras de Turquía. El libro de la vida nueva lo empujaba a buscar el sentido de su vida allí donde su país natal le ofreciera algún resquicio de luz, pues el llamado que el libro le hacía, la luminosidad que venía de sus páginas, lo ahogaba aún más en el vórtice de un amor imposible. Janan era tan distante como el misterio de una vocación que creía percibir en ese libro extraño que lo envolvió porque estaba en las manos de la muchacha que lo cautivó.

El libro que ya conocía pero que UCU me llevó a amar mucho más, también encierra la amenaza de una cadena. No por culpa del libro sino de sus administradores. De no agarrar uno su mochila y echar a andar por los andurriales de la meditación profunda, la crítica esclarecedora, la pregunta fecunda, la comunión celebrante, la oración liberadora, la voracidad de aprendiz insaciable, las grafías y estructuras gramaticales de la Biblia desembocan en el Mar Muerto que temió de Seassure.

Y UCU, como todo gran amor que se precie de serlo, cumplió esa labor de amante liberadora conmigo. Me soltó. Me dejó ir, luego de haberme robustecido "unos tres kilos, con sus tantos dulces besos repartidos". Cual Janan, no se dejó alcanzar. Aún la veo. En brazos de otros, así como Osman tuvo que aceptar que su Janan se casara con un médico. Luce espléndida. Un tanto extraña, pues las trochas que anduve porque ella abrió su mano y me dejó ir (dicen que eso es el amor: una mano abierta que no aprisiona) me llevaron, y me siguen llevando a parajes de exploración con el libro que me atrapa, parajes tan exóticos a los que quizá mi UCU ya no querrá acompañarme.

Feliz cumpleaños UCU. Sigo sumergiéndome más en el libro con el que me conquistaste por andar leyéndolo en aulas en las que no es bien recibido. ¡Si supieras cuánto te respeto!


vendredi 12 septembre 2014

Regrets

We're handed out this clean sheet of paper for us to write on, and that's supposed to be life.
For some reason all that we can do is to write only drafts. When we know enough to produce a final and definitive copy, it's late, or so it seems.
Apparently re-writing, erasing, deleting, spell checking and the rest of the proof reading business is not allowed. We're called to make do with the drafts, our drafts.

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Perhaps feeling bad about our pitfalls is a good sign in itself: we're not content with the script we're writing.
Perhaps that bad feeling might provide the contents for us to turn to a new and blank page and start again.
Hopefully on the same chapter?

mardi 26 août 2014

"La verdad es un espejo roto"

"Que digan pues la historia
- su historia -
los hombres del Playa Girón"
(De una canción de Silvio Rodríguez)

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Ana Teresa Bernal recuerda a Amauri. Fue él quien echó mano de la metáfora del espejo roto  para describir su concepción de la verdad. Amauri es una víctima de la violencia paraestatal que destruyó su vida y su paisaje en su rincón del Caribe colombiano (http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/la-verdad-es-un-espejo-roto/14395641).

La violencia en sus múltiples formas es una ruptura: de un vínculo, de una alianza, de un pacto, de una nariz, de unos labios. Es la fractura que absorbe el poder y lo concentra en un punto, en un polo, en un vértice: aquél que ocupa el poderoso. Que por lo general es masculino. Que suele ser unidimensional (una persona, una clase, una casta, una raza, un credo, un bautismo, un señor, una etnia, un estrato social, una sola vía de salvación...).

Que lleva a pensar en el lazo indisoluble entre violencia y poder.

Poder, por lo general para imponerla; prolongarla; justificarla. Poder que engendra la verdad. Verdad que galopa en los briosos corceles de la publicidad. "La lengua que pasea la tierra," se aterra el poeta en el buen viejo libro (Salmo 73). "Las aguas en abundancia para el pueblo" que de esa manera se presta a beber esa propaganda, aceptar esa verdad, legitimar ese poder, justificar esa violencia. Y reproducirla.

Llegamos, entonces, al espejo. 

Está roto. Ana Teresa recuerda que Amauri redondeó su metáfora diciendo: "...y para recomponerlo necesitamos muchas manos."

No pueden ser las manos del poderoso. Ellas sólo saben romper espejos. Y pactos. Y personas. Y comunidades. Y celebraciones. Y libertades. Están ya ocupadas empuñando fusiles. O cerradas asestando puñetazos. O atareadas lanzando trinos que condenan cualquier intento de paz:


(En realidad la persona a quien la dama está saludando no es miembro de las FARC sino del equipo negociador del gobierno colombiano)

Sólo la víctima tiene el poder para desencadenar la reconciliación que recompone espejos rotos. Que sea la víctima la que cuente la historia, su historia porque la del victimario es dogma caduco, ortodoxia que rompe espejos.

lundi 11 août 2014

Solidaridad: "engañar porque se vislumbra, a lo lejos, el brillo de una aurora"

De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.  
(Galátas 6:17)

Diálogos en La Habana para hacer la paz con las FARC; posibles diálogos en Ecuador para buscar lo mismo con el ELN; la franja de Gaza; el oriente de Ucrania; el norte de Irak y la pandilla asesina del Ejército Islámico del Levante e Irak asesinando cristianos y minorías musulmanas que no son de su agrado; Libia; el virus del ébola y su cosecha mortal en África Occidental; la República Centroafricana; Sudán del Sur... ¿cómo hablar de solidaridad?

Y los llamados a la solidaridad: con la paz, con los oprimidos, con los perseguidos, con las minorías.

Solidarizarse es des-solidarizarse. Se marca terreno. Se delimitan fronteras. El pie se afinca en un campamento específico porque se abandona otro. Se lucha por mayor justicia. Se espera un milagro. Se descuida lo inmediato. Se exaspera. Hasta la vocación, el sentido profundo de la vida, debe esperar. Como la angustia inconsolable de Vinicius de Moraes:


Não posso
No puedo

Não é possível
No es posible

Digam-lhe que é totalmente impossível
Díganle que es totalmente imposible

Agora não pode ser
Ahora no puede ser

É impossível
Es imposible

Não posso.
No puedo.

Digam-lhe que estou tristíssimo, mas não posso ir esta noite ao seu encontro.
Díganle que estoy muy triste, y no puedo ir esta noche a su encuentro

Contem-lhe que há milhões de corpos a enterrar
Cuéntenle que son millones los cuerpos a enterrar

Muitas cidades a reerguer, muita pobreza pelo mundo.
Muchas las ciudades a reconstruir, mucha la pobreza en el mundo.

Contem-lhe que há uma criança chorando em alguma parte do mundo
Cuéntenle que hay un niño llorando en alguna parte del mundo

E as mulheres estão ficando loucas, e há legiões delas carpindo
Y las mujeres han enloquecido, legiones de ellas gimen

A saudade de seus homens; contem-lhe que há um vácuo
La hondura aciaga de sus hombres; cuéntenle que hay una vacuidad

Nos olhos dos párias, e sua magreza é extrema; contem-lhe
En los ojos de los parias, y que su flaqueza es extrema; cuéntenle

Que a vergonha, a desonra, o suicídio rondam os lares, e é preciso
Que la vergüenza, la deshonra, el suicidio rondan los hogares y que es preciso

reconquistar a vida
reconquistar la vida

Façam-lhe ver que é preciso eu estar alerta, voltado para todos os caminhos
Háganle ver que necesito estar alerta, vigilante en todos los caminos

Pronto a socorrer, a amar, a mentir, a morrer se for preciso.
Presto a socorrer, a amar, a mentir, a morir si es preciso.

Ponderem-lhe, com cuidado – não a magoem... – que se não vou
Que considere con cuidado -no le causen dolor...- que si no voy

Não é porque não queira: ela sabe; é porque há um herói num cárcere
No es porque no quiera: ella sabe; es porque hay un héroe en una prisión

Há um lavrador que foi agredido, há um poça de sangue numa praça.
Un agricultor que fue agredido,un pozo de sangre en una plaza

Contem-lhe, bem em segredo, que eu devo estar prestes, que meus
Cuéntenle, muy en secreto, que me es necesario estar, que mis

Ombros não se devem curvar, que meus olhos não se devem
Hombros no pueden dejarse curvar, que mis ojos no se deben

Deixar intimidar, que eu levo nas costas a desgraça dos homens
Dejar intimidar, que yo llevo a cuestas la desgracia de los hombres

E não é o momento de parar agora; digam-lhe, no entanto
Y no es el momento ahora para detenerme; díganle, sin embargo,

Que sofro muito, mas não posso mostrar meu sofrimento
Que sufro mucho, que no puedo mostrarles a los hombres perplejos

Aos homens perplexos; digam-lhe que me foi dada
mi sufrimiento; díganle que me fue dado

A terrível participação, e que possivelmente
un papel terrible, y que posiblemente

Deverei enganar, fingir, falar com palavras alheias
Tenga que engañar, fingir, hablar con palabras extrañas

Porque sei que há, longínqua, a claridade de uma aurora.
Porque se que se vislumbra, a lo lejos, el brillo de una aurora.

Se ela não compreender, oh procurem convencê-la
Si ella no comprende, oh! procuren convencerla

Desse invencível dever que é o meu; mas digam-lhe
De ese deber invencible que es mío; pero díganle

Que, no fundo, tudo o que estou dando é dela, e que me
Que, en el fondo, todo lo que doy es de ella, y que me

Dói ter de despojá-la assim, neste poema; que por outro lado
Duele tener que despojarla así, en este poema, pero por otro lado

Não devo usá-la em seu mistério: a hora é de esclarecimento
No debo valerme de su secreto: llegó el momento de aclarar;

Nem debruçar-me sobre mim quando a meu lado
Ni de protegerme a mí cuando a mi lado

Há fome e mentira; e um pranto de criança sozinha numa estrada
Hay hambre y mentira; y un luto de niño abandonado en la calzada
Junto a um cadáver de mãe: digam-lhe que há
Junto al cadáver de la madre; díganle que hay

Um náufrago no meio do oceano, um tirano no poder, um homem
Un náufrago en medio del océano, un tirano en el poder, un hombre

Arrependido; digam-lhe que há uma casa vazia
Arrepentido; díganle que hay una casa vacía

Com um relógio batendo horas; digam-lhe que há um grande
Como un reloj que bate las horas; díganle que se ahondan

Aumento de abismos na terra, há súplicas, há vociferações
Los abismos en la tierra, que hay súplicas, hay lamentos

Há fantasmas que me visitam de noite
Hay fantasmas que me visitan en las noches

E que me cumpre receber, contem a ela da minha certeza
Y que me toca atender; háblenle a ella de mis certezas

No amanhã
En las mañanas

Que sinto um sorriso no rosto invisível da noite
Que percibo una sonrisa en el rostro invisible de la noche

Vivo em tensão ante a expectativa do milagre; por isso
Que vivo en tensión a la expectativa de un milagro; por eso

Peçam-lhe que tenha paciência, que não me chame agora
Pídanle que tenga paciencia, que no me llame ahora

Com a sua voz de sombra; que não me faça sentir covarde
Con su voz de sombra, que no me haga sentir cobarde

De ter de abandoná-la neste instante, em sua imensurável
De tener que abandonarla en este instante, en su inmensurable

Solidão, peçam-lhe, oh peçam-lhe que se cale
soledad; pídanle, oh! pídanle que se calle

Por um momento, que não me chame
Por un momento, que no me llame
Porque não posso ir
Porque no puedo ir

Não posso ir
No puedo ir

Não posso.
No puedo.

("Mensagem à Poesia." -Mensaje a la Poesía- Fragmento)





jeudi 5 juin 2014

"¿Tu verdad? No. La verdad. Y ven conmigo a buscarla"

(Lo que se me da en pensar por andar leyendo a gente como Sarah Coakley, Teresa Forcades, Luce Irigaray)

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  Y cuando el espiritu venga convencera al mundo de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:8)

El espíritu rescata para la verdad su relevancia: la rescata del plano epistemológico (aquél en el que la verborrea erudita aniquila la  belleza de la vida más tenaz por considerarla poco apta para el mercado) y la hace yacer en prados ontológicos, que son los potreros en los que la vida se desgarra: la verdad para ser -entendiendo ser como el esse in que Teresa Forcades discierne en San Agustin; algo así como el ser-en-el-mundo, a-la Heidegger. Ser para vivir. 

Ya en ese terreno la verdad juega como socio fundante de la aventura de constituirse en sujeto. Es la verdad que moldea el espacio intersubjetivo, la matriz de nuestros partos identitarios. Las convicciones que el espíritu opera en las infinitudes del breve espacio que construyes conmigo, yo contigo, nosotros con ellas, ellos con todos, todas con los demás, entre los que me cuento, hablan de persuasiones que el sujeto primero aborda consigo mismo. Se trata de convencimientos que surgen de adentro, no los que se imponen desde afuera. 

El espíritu me da las agallas para la vida hasta el punto que olvido convencerte de lo que es persuasivo para mí. Lo que importa eres tú y ese ámbito entre los dos.

¿Tu verdad? No. La verdad.
Y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela
-Antonio Machado-

samedi 10 mai 2014

Forgetting: killing, dying

I read once that life is about learning to forget. There must be a great deal of wisdom hidden in that learning process. After all, we need to move towards loosening one’s grip on whatever we claim to possess. We don’t own our possessions. They get hold of us. Thus, forgetting is letting memories run their courses; forgetting means being at peace with those treasures that inexoraby move to a vortex, one that would swallow them into that bottomless pit we call the past.

And yet.

Isn’t being forgotten akin to death? Don’t we die once we are thrown into oblivion? We cease to exist in somebody’s world whenever we’re wrapped in the cloak of forgetfulness that renders us invisible. We become non-existent. No tombstone is left to mark our sojourn in that world that thus erases any memory of us.

Do we want to die? Doesn’t the fellow about to commit suicide up on the windowsill of his 40th floor apartment cross his heart before his deadly jump? Luis Eduardo Aute says so in one of his songs. We don’t mean to die. We’d rather do the killing. We’d rather become murderers than being forgotten. We’d rather be the ones who forget.

But...

What happens when I kill? It happens that I die. “Every murder is a suicidal act.” Hinkelammert is fond of repeating that medieval statement. It holds so much truth! If I forget it’ll be me the one being killed.

mercredi 30 avril 2014

Buen humor en Dios?

De las posibilidades que Dios tenga buen humor


(Cosas que pienso al leer Anthologie de l'humour noir, de André Breton)



Freud piensa que el humor es la rebeldía del ser contra las vicisitudes que intentan aplastarlo. Es entendible, entonces, que se presente en Jonathan Swift una misioginia aparente y cierto desprecio hacia la humanidad. Antes que darle todo el crédito a la humanidad entera, a la raza humana, Swift resalta el individuo, la persona, los huesos y su médula para el cual sólo tiene amor genuino. Swift es considerado la cumbre más alta del humor en la literatura. ¿Diríamos, entonces, por el ejemplo de Jonathan Swift, que el humor así entreverado con el odio, ilustra aquello de que el humor es en realidad el sujeto rebelándose contra las reglas impuestas?


¿Será por eso que Dios no tiene sentido del humor? El salmo 2 habla de un Dios que se ríe; pero lo que provoca su carcajada es la suerte que correrán sus enemigos. No es que Dios esté a sus anchas, apoltronado con sus amigos y sus amigas celebrando un buen chiste. La risa de Dios es una rebelión. Dios está enzarzado en una batalla contra los poderes de turno que pretenden aplastar al ser, incluído el ser humano. La de Dios no parece ser una risa alegre. Y, al contrario de Jonathan Swift, Dios ama a la humanidad.

Yo tengo problemas con ese amor colectivo. Se dice que el amor de Dios se extiende a una masa no diferenciada. ¿Recuerdan aquello de "Por tanto amó Dios al mundo que..."? La red amorosa que arroja es demasiado ancha, tanto que parece no tener espacio para el individuo. ¿Será que amar a una masa uniforme, o deforme, o informe, da al traste con el amor en tanto drama, en tanto libreto que los individuos encarnan en las arenas movedizas de sus contradicciones cotidianas? El amor universal, le evita al amante embarcarse en tragedias diferenciadas y particulares?


Dios ama a la humanidad, pero a la vez parece señalar a individuos, para bien o para mal:


Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre. Pero, fue en mi corazón como un fuego ardiente y metido en mis huesos; trabajé por sufrirlo, y no pude.” (Jeremías, el profeta)


How come you called me here tonight?
And how come you bother with my heart at all?
You raise me up in grace
Then you put me in a place where I must fall” (Leonard Cohen)