lundi 24 novembre 2008

Más buena que el pan

Hace mucho tiempo, por allá cuando la Edad Media apenas amanecía y los de Castilla, en España, andaban tomando en préstamo palabras del griego, el latín, el árabe, el gótico y vaya uno a saber qué tantos otros idiomas, con la intención de crear su propia lengua, no podían ni imaginar que una de sus más bellas expresiones iría esta noche a incrementar mi salivación voraz.

"Más bueno que el pan" es una vieja frase española que es útil cuando uno quiere hablar de la bondad de una persona. Tiempo atrás, cuando los españoles apenas inauguraban esa cláusula, el pan lo hacían a partir de harina de granos enteros. Lo de la harina refinada todavía no había hecho su entrada. Esta dieta, junto con la energía que los antiguos habitantes de Castilla invertían en sus rutinas diarias (que incluían perseguir a musulmanes, judíos y herejes, y más tarde atropellar a los nativos americanos y violar a sus cónyuges) significaba que el pan y la bondad iban de la mano.

Los dos todavía hacen buenas migas, con todo y la mala propaganda con que hoy se castiga a los alimentos ricos en carbohidratos. Sin embargo, cuando tanto el pan como el idioma de Castilla cruzaron el charco para sentar sus reales en los corazones, mentes y lenguas de los descendientes de españoles, nativos americanos, esclavos africanos y uno que otro mercenario procedente de otros vecindarios, la palabra “bueno” asumió otra acepción mucho más emocionante: ya no se refería únicamente a la bondad en su sentido medio teológico sino que también le apuntó a una cualidad similar en el terreno de lo erótico.

Este es, entonces, el punto para darle paso a una actriz procedente de Castilla y poseedora de una belleza apabullante. Ella es Paz Vega, a quien vi hace poco en una de sus muchas películas: "Teresa, el cuerpo de Cristo". Admitámoslo: la Vega está "más buena que el pan."




Hubiera sido agradable haberla invitado a cenar después de haber visto su película… o antes, o incluso si nunca hubiera sabido nada de ella. Pero este no es el punto. El asunto es que la película trata de otra mujer, ella también "más buena que el pan;" una mujer que ha ejercido sobre mí una influencia poderosa. Ella es Teresa de Avila, la mística del siglo XVI, cuyas prosa, poesía y espiritualidad sacudieron lo fríos pórticos de hormigón reforzado que todavía pretenden dizque proteger a la Cristiandad (y cualquier otro artificio masculino-céntrico) de las preguntas demoledoras de una mujer.


"Nada te turbe
nada te espante
todo se pasa..." (Teresa de Avila)

1 commentaire:

Garu a dit…

Es delicioso leer tus textos, sobretodo si se tiene gusto por los sabores con personalidad.
Me encantó la intensa dulzura descripción, mezclada con pimienta y las gotas amargas de los detalles históricos y todo ello, simplemente para resaltar la centralidad de la escencia.
Hay que verla. Lástima la cartelera por acá no llega tan a tiempo.

Abrazos