dimanche 1 juillet 2012

Is it legitimitate to sacrifice the truth to insure peace?

"It was then and is now more than ever my belief that a fragile democracy is strengthened by expressing for all to see the deep dramas and sorrows and hopes that underlie its existence and that is not by hiding the damage we have inflicted on ourselves that we will avoid its repetition...


"How can those who tortured and those who were tortured coexist in the same land? How to heal a country that has been traumatized by repression if the fear to speak out is still omnipresent everywhere? And how do you reach the truth if lying has become a habit? How do we keep the past alive without becoming its prisoners? How do we forget it without risking its repetition in the future? Is it legitimate to sacrifice the truth to insure peace? And what are the consequences of suppressing that past and the truth it is whispering or howling to us? Are people free to search for justice and equality if the threat of a military intervention haunts them? And given these circumstances, can violence be avoided? And how guilty are we all of what happened to those who suffered most? And perhaps the greatest dilemma of them all: how to confront these issues without destroying the national consensus, which creates democratic stability?"

(Ariel Dorfman, "Afterword," in Death And The Maiden)


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I just finished reading the play after years of having watched its Roman Polansky's cinematographic version ( http://www.imdb.com/title/tt0109579/) I'm thinking of the many ways that a militaristic mindset has installed itself in the mentality of many. Perhaps people just don't want to face the hard questions, such as the ones Dorfman struggled with as he went about re-imagining a post-Pinochet Chile. Perhaps that's the reason why we have coups d'etat in Paraguay, and right wing death squads in Colombia, and violence everywhere.

mardi 17 avril 2012

Tedio (conversando con un amigo)

Lo que hablamos los hombres...

Apartes de una charla con mi mejor amigo. Eso fue el pasado 12 de Marzo.

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¿Por qué llega el tedio? ¿Cuáles son sus rutas? A veces llega porque los deseos se satisfacen. El deseo identifica un objeto hacia el cual moviliza todas las fuerzas que lo constituyen a uno. El deseo puede convertirse en proyecto de vida. La búsqueda, la persecución, el seguimiento que provoca el objeto del deseo le dan a la vida los ingredientes para hacerla apetitosa. Aparecen, entonces, la ansiedad, el anhelo, las ilusiones. La vida se aventura por las nebulosas de los castillos en el aire y se entretiene en los sueños que uno empieza a concebir con los ojos abiertos.

Y los deseos se cumplen. Suele suceder que tras la satisfacción llega el aburrimiento, o la depresión. La búsqueda del objeto del deseo marca la trocha cuesta arriba. Una vez que tú llegas al filo de la montaña, lo que ves desde allá arriba son hondonadas, cañadas, abismos. Si quieres seguir caminando tienes que empezar a bajar. Como ya lo dijo Joan Manuel Serrat en sus Bienaventuranzas: “Bienventurados los que alcanzan la cima porque el camino que sigue es hacia abajo.” Los hombres estamos más directamente conectados a esa fuente de depresión por aquello del diseño sexual con el que fuimos hechos. Eyaculamos y después solo queremos dormir, comer o que nos dejen en paz. Si quieren que continuemos la faena, pues que nos traigan otra, pero no la misma (A menos que se trate de “la misma” de Alejo Durán cuando le preguntaron si todo ese montón de hijos que procreó los había tenido con la misma. El respondió: “Sí, pero con diferentes mujeres…”).

O también puede ser que lo que uno identifica como tedio es desesperanza aprendida. Al mismo tiempo que el deseo empuja también genera esperanza. De alguna manera uno entiende que no lo puede lograr todo. Algunas cosas llegan, hay que esperarlas. Al final de cuentas la vida también es don, un regalo que debe llegar de alguna parte. No se si eso era lo que el morbo popular tenía en mente cuando acuñó el colombianismo: “ella me lo dio.” Hay conquista, hay búsqueda, hay toma de iniciativas, pero en últimas lo que se sueña, se anhela y se desea llega también como si fuera un regalo.

¿Y si no llega el regalo? ¿Qué pasa si la meta no se cumple? ¿Qué sucede si acaso llega pero no en los términos soñados? ¿Cómo se siente el atleta que seis meses después de la competencia recibe la medalla de oro porque el ganador dio positivo en alguna prueba de dopaje? El atleta se metió en ese asunto porque quería ser campeón, y consigue el título, pero no en el momento deseado ni en las condiciones que había acariciado. Florentino Ariza que persigue a su Fermina Daza toda la vida y al fin la consigue sólo cuando los dos ya son ancianos. ¿No se colará por ahí el sinsabor del aprendizaje a no esperar?

Cualesquiera sean las raíces de tu condición actual, me pregunto si quizá el aburrimiento y la desesperanza aprendida se están asomando por tus potreros cogidos de la mano. No es claro si la desazón en la vida se debe a que te aburriste o se aburrieron contigo. Algunas metas tuyas no se cumplen y se va empozando una sordidez que incrementa el peso de la vida.

Es temprano en este momento, es lunes, ni modo de decirte a estas horas que la siguiente cerveza va por cuenta mía. Te ofrezco entonces un pocillo cuádruple de café. Sería el segundo para mí, y va por mi cuenta. Seguimos en la trocha, viejo. Acompañémonos que la caminata es larga.